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En la actualidad, este mes se le llama el mes de Tamuz. Para aquellos que estamos familiarizados con algunos aspectos de la cultura Babilónica, rápidamente nuestras alarmas suenan y nos preguntamos “¿porqué en el calendario bíblico hay un mes con el nombre de un ídolo?”. Bien, ciertos académicos sugieren que este nombre se adoptó con el propósito de recordar el pecado de la idolatría, que tantas veces se dieron en este mes y sus respectivas consecuencias.

Nosotros nos referiremos a este mes como el mes cuarto, siguiendo la directriz del Salmo 16:4

“Se multiplicarán los dolores de aquellos que sirven diligentes a otro dios. No ofreceré yo sus libaciones de sangre, Ni en mis labios tomaré sus nombres.” Salmo 16:4 RV60

El mes cuarto tiene lugar en la estación del verano, es un mes de revelación pero también es un mes de juicio.

En este mes encontramos la visión espectacular del libro de Ezequiel, capitulo 1. Otro hecho sobrenatural que encontramos en este mes es la detención del sol por la oración de Josué. Siempre es formidable ver como el Eterno estaba con aquellos que realmente le amaban, no por lo que decían, sino por lo que hacían que era obedecerle de la manera que Él estableció.

Revelación es un gran privilegio, un regalo del Eterno, algo que muchos anhelan y a pocos les es dado. No porque Él haga acepción de personas, sino porque simplemente no dedicamos suficiente tiempo para que Él mismo nos hable. Incluso, a veces el tiempo no es el problema, la cuestión es que no logramos callar nuestra alma.

“Alma mía, en Dios solamente reposa, Porque de él es mi esperanza.” salmos 62:5

Cuando el Eterno nos revela algo, no es simplemente para hacernos felices o hacernos sentir importantes. La revelación trae consigo una acción, es decir el reto de poner sus dichos por obra.

El problema es cuando no hacemos lo que nos toca y nos rebelamos, esto trae a nuestra vida juicio.

“Mas los hijos se rebelaron contra mí; no anduvieron en mis estatutos, ni guardaron mis decretos para ponerlos por obra, por los cuales el hombre que los cumpliere vivirá; profanaron mis días de reposo. Dije entonces que derramaría mi ira sobre ellos, para cumplir mi enojo en ellos en el desierto.” Ezequiel 20:21.

En el mes cuarto encontramos 2 de los hechos más tristes, la destrucción del primer y segundo Templo. El día 9 del mes cuarto, Nabucodonosor entraron a la ciudad de Jerusalén y la tomaron.

“Y en el undécimo año de Sedequías, en el mes cuarto, a los nueve días del mes se abrió brecha en el muro de la ciudad.” Jeremías 39:2

También la destrucción del segundo templo tuvo lugar en este mismo mes. Así que, vemos que la revelación conlleva una gran responsabilidad que si la eludimos, conllevará reprensión (o juicio).

“1 Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, Ni estuvo en camino de pecadores, Ni en silla de escarnecedores se ha sentado;

2 Sino que en la ley de Jehová está su delicia, Y en su ley medita de día y de noche.

3 Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, Que da su fruto en su tiempo, Y su hoja no cae; Y todo lo que hace, prosperará” Sal 1:1-3

¿Anhelas revelación? sigue deleitando en su Ley, en sus mandamientos, en ponerlos por obra. La revelación misma vendrá a ti sin buscarla. Es hora de ponernos a cuenta con el Eterno, no sea que su juicio nos alcance.