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La fiesta de Purim nos recuerda la historia de la reina Esther. Una mujer judía y piadosa que halló gracia y favor en medio de otras mujeres. Ella fue coronada reina del imperio Persa y desde el primer momento su reinado trajo beneficios para todos los contribuyentes, una bajada de impuestos nunca va mal!.

Si la historia de Esther hubiera sido ese discurso triunfalista se hubiera quedado corta y nunca hubiera transcendido a través de los siglos.

Tiempo después, Haman el adversario, no solamente procuró la muerte de Mardoqueo (Mordejai) sino también la exterminación del pueblo judío. Haman nos muestra cómo es el carácter del enemigo de nuestras almas, él no solamente querrá acabar contigo sino arrasar con todo. Para saber el día cuando ejecutaría su plan, Haman echó la suerte y esta cayó en el mes de Adar. Con gran astucia engañó al Rey y escribió un decreto para exterminar a todo el pueblo judío.

Cuando Mordejai se enteró del decreto y se lo hizo saber a la Reina Esther, dijo:

«Porque si callas absolutamente en este tiempo, respiro y liberación vendrá de alguna otra parte para los judíos; mas tú y la casa de tu padre pereceréis. ¿Y quién sabe si para esta hora has llegado al reino?»

Ester 4:14 RVR1960

Finalmente, Esther ayunó y todo el pueblo judío con ella, en la semana de la fiesta de los panes sin levadura. Durante esa fiesta entró en la presencia del Rey y halló gracia delante de Él. La reina lo invitó a banquete y más tarde descubrió a Haman.

Cuando llegó el mes de Adar, los judíos acabaron con sus enemigos. Y en el día donde la “suerte” no iba a estar de su parte, acabó siendo un día de Victoria.

«En el mes duodécimo, que es el mes de Adar, a los trece días del mismo mes, cuando debía ser ejecutado el mandamiento del rey y su decreto, el mismo día en que los enemigos de los judíos esperaban enseñorearse de ellos, sucedió lo contrario; porque los judíos se enseñorearon de los que los aborrecían.»

Ester 9:1 RVR1960

No importa lo que la suerte, las circunstancias e incluso gente diga, lo que importa es que el Eterno puede escribir una historia distinta y volver todo lo malo para nuestro bien. El libro de Esther es el único libro de la palabra en donde el nombre del Eterno no se nombra, pero él está presente todo el tiempo. De la misma manera te puede parecer que nada sucede, pero nuestro padre celestial está al control.

Simplemente recuerda, si el Eterno te pone en un lugar de preeminencia, como lo hizo con Esther y tienes la oportunidad de hacer justicia e incluso, favorecer al pueblo judío, no te niegues en hacerlo porque quizás para eso el Padre te puso allí.

Recuerda que la actualidad muchos hijos de Aman se están levantando y están confabulando contra el pueblo del Eterno. ¿Seremos capaces de mirar hacia otro lado?, o como Esther ¿nos prepararemos debidamente para entrar en la Presencia del gran Rey e interceder por su Pueblo?.